Linda nena, no? Bueno, con esta carita, en el día de la fecha ante algún reto que le di me miró fijo y me dijo: "Tengo ganas de que te mueras". Le pedí que repitiera eso y más segura aún me volvió a expresar su deseo.
Me fui de la mesa para no reirme y Nancy la hizo sentir culpable. A los 30 segundos la tenía encima mío, llorando a moco tendido, pidiendome perdón y asegurándome que me quiere mucho.
Su remordimiento me pareció tan genuino como su deseo de verme palmar. Por las dudas escondí todos los cuchillos...
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