lunes, agosto 25, 2008

El día D.



Con su amiguita Vrenda esperando el micro en la esquina de casa. Subirse al bus (así le llama) era lo que más le interesaba.

Teníamos miedo de que volviera muy cansada y, consecuentemente, malhumorada. Sin embargo volvió muy contenta, charlatana y de noche no solo ayudaba sino que nos explicaba por qué lo hacía (por ej. saco la mesa porque es lo que hay que hacer). Volvió con una notita que tiene que pagar su almuerzo. La plata quedó en el fondo de su mochila.

Espero que el entusiasmo (y buen humor) le dure.

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