Hoy cuando llegué a casa la encontré a Oriana muy triste y peleada con su mamá. Como Nancy ya me había adelantado el problema por teléfono, le dije a Oriana que nos fueramos a hablar solos al living. Parte del problema era un dedo medio machucado. Otra parte era el cansancio típico de no haber dormido la siesta (la abuela Gorda siempre explica todo -inclusive un cuchillazo en la córnea- por esta vía). Pero su mayor dolor y el verdadero motivo de sus lágrimas era el que dos de sus compañeritos le hubieran dicho que ella pintaba mal.
Hablé un buen rato con ella y con Nancy le dimos una táctica que le gustó: que cuando le digan que pinta feo que responda: "Qué lástima, a mi me gusta como pinto". Lo mismo si le critican cualquier cosa. Lo practicamos varias veces y se fue a dormir muy contenta y segura de la estrategia. Vamos a ver si le funciona. Es muy suceptible a las críticas.
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