Oriana contándome el cuento de Frutilla (Botiya) antes de irse a dormir. Comienza siendo un poco fiel a las imágenes pero luego se delira y empieza a hablar de un avión y una pileta que sólo existen en su imaginación.
Hoy estaba pintando la puerta de casa y Oriana se enojó porque no la dejamos ayudar (la pintura es sintética por eso lo de "la pintura está caliente"). Me pareció una buena oportunidad para grabar una promesa que, temo, será difícil de hacer cumplir.